Tiroteo en Uvalde, Texas: las armas son el problema

Departamento de Sociología y Antropología, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras

El tiroteo perpetrado en una escuela elemental en Uvalde, Texas, vuelve a activar una estela memoriosa, y en extremo triste, vinculada a todos los tiroteos que, de una u otra forma, nos han conmocionado en las últimas décadas tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, aun cuando estos se hayan producido desde racionalidades distintas. En Estados Unidos se han perpetrado al menos 212 tiroteos en lo que va del año.

Un porciento significativo de estos tiroteos ha sido remitido al imaginario producido por la, ahora llamada, “replacement theory”. Esto es, por un imaginario que parte de la premisa de que cualquier flexibilización de las políticas migratorias, junto con el incremento de la población de inmigrantes, latinos y afroamericanos, forma parte de un plan para erosionar la cultura y el poder político de los blancos norteamericanos. En este sentido, hay una cantidad considerable de tiroteos (más allá o más acá de las escuelas) cuya racional política es una abiertamente racista, discriminatoria y legitimadora de subjetivaciones y políticas cada vez más autoritarias.

No obstante, hay casos donde los perpetradores no son blancos norteamericanos sino personas de los propios grupos históricamente criminalizados, discriminados y racializados. Se dice que el 89.9% de la matrícula de la escuela Robb es de procedencia hispana y su perpetrador, de 18 años, también parece ser de la misma procedencia. Como sabemos, se ha inventariado toda suerte de racionalidades e irracionalidades que pudiesen entrar en juego en casos de esta naturaleza pero, para muchos estudiosos de la violencia, lo común en todos estos tiroteos es la cantidad astronómica de armas que circulan libre y legalmente en Estados Unidos. Se dice que Estados Unidos es el único lugar en el mundo donde hay más armas que civiles.

Al decir del teórico francés, Yves Michaud, violencia e imágenes de la violencia se deslizan una contra la otra sin cesar, produciendo eso que aparece ante nosotros como el problema de la violencia contemporánea. El incremento e intensificación de la violencia están directamente vinculados a una progresiva accesibilidad de las armas y a la saturación de las imágenes violentas. Las imágenes de los tiroteos saturan los medios, dejando muy poco espacio para producir sentido de lo que está pasando, y lo que impera es la perplejidad y el aturdimiento generalizado.

Si bien la National Rifle Association de Estados Unidos consistentemente ha señalado que las armas no matan, sino que son las personas las que matan – y esto como una manera de promover el entendido de que la tecnología es neutral y que es su uso el que pudiese ser problemático – lo cierto es que diversidad de estudiosos ya han planteado que hay una relación entre los sujetos y los objetos. Los objetos nos transforman, los objetos hablan de nosotros/as, las relaciones que tenemos con los objetos nos van constituyendo como sujetos. Por ejemplo, si bien podríamos jugar con una pistola como si fuera una bola, lo cierto es que el objeto-pistola no solamente predispone un uso particular (de ahí que muchos digan “si tienes un arma terminarás usándola”), sino que la pistola propicia disposiciones psíquicas y afectivas en sus usuarios.

La voluntad de poder puede convertirse fácilmente en voluntad de matar y solo un desarme inmediato pudiese detener dicha voluntad.

%d bloggers like this: