Victimismo, resentimiento y perdón: una mirada psicoanalítica

Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras

Este interesante artículo, cuya aproximación conceptual está remitida al psicoanálisis y la literatura contemporánea, nos ofrece una pista sobre la victimización y lo que aparece como su contraparte, la agencia propia por la vía del perdón.

El trabajo gira alrededor de la función sanadora del perdón ante experiencias diversas de violencias según han sido trabajadas por Hanna Arendt, Sigmund Freud y Julia Kristeva. Para el psiquiátra y psicoanalista, José Luis Lillo, la clínica, al trabajar con los estragos de las violencias, posibilita la elaboración de dinámicas humanas del mundo interno de cada quien en dimensiones del psiquismo tales como el odio y el rencor. Una de las vías para lidiar con los estragos de las violencias es el pasaje del odio/resentimiento al perdón que, para Lillo, es la ruta que rompe la atadura de las víctimas con su pasado.

El perdón se encuentra vinculado a la compleja tarea consciente e inconsciente de:

“… renunciar a un derecho sobre el victimario. Renunciar a la ley retaliativa, a la deuda contraída por el agresor, al pago de la libra de carne del Mercader de Venecia. Cancela la obligación del agresor con su víctima … Se trata de la resignación de los derechos que la víctima tiene sobre el agresor, derivados de la agresión padecida. … Este gesto supone también la disolución del vínculo establecido entre ambos y del poder que la víctima tiene sobre su victimario: la exigencia de que pague por el mal que ha infligido… “(2012:04-05)

Desde la mirada de Lillo, se avala la pertinencia de que tanto las personas que acuden a la clínica a trabajar los estragos de las violencias vividas así como todos/as los que se posicionan como víctimas perennes como respuesta de los agravios recibidos, se muevan de la diada rencor/odio. Un posicionamiento que según el autor, no solo les impide su recuperación sino que las coloca en el otro lado, el lado de la impunidad:

“La víctima, haciendo alarde de su condición de tal (víctima:énfasis suplido), puede verse impelida a sentirse impune en sus actos, que quedarían justificados por el sufrimiento vivido, cayendo en un victimismo que la atrapa y del que en ocasiones le cuesta salir por el poder que le otorga ante sus conciudadanos. “He sufrido y eso me justifica”. “He sufrido y eso me da patente de corso”. “He sufrido y necesito y tengo concedido resarcirme”. El trabajo del autor se constituye en un escalpelo al resentimiento y a la venganza en tanto nos lleva a ingerrogarnos ¿qué les exigirá el cuerpo a lo largo de su vida a quienes vivan en odio y revancha? El trabajo reconoce que el perdón constituye un proceso arduo que implica la responsabilidad de que la persona conceda a los aspectos buenos y malos inherentes en la vida psíquica de todos/as: víctimas y agresores. El perdón no es exactamente un acto consciente sino que se produce como un asunto espontáneo y enigmático que le hace oda a la etimología griega de la categoría perdón que significa ovario o su significación, nueva vida.

Referencia: Lillio, J.L. Sobre el perdón y la reconcialiación: una perspectiva psicoanalítica. En Dossier Temas de Psicoanálisis. Núm 7. Enero de 2014.

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