El abolicionismo demanda una reconceptualización de la llamada seguridad (nacional)

Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras

En este texto de Arun Kundnani se plantea la urgencia de reconceptualizar nuestros entendidos de seguridad (nacional) desde el imaginario abolicionista. Esta reconceptualización requiere reconocer que el bienestar de las personas y de las sociedades no se avanza con el uso de la   guerra, las fronteras o las prisiones. Para Kundnani, la incursión de la perspectiva abolicionista al interior del movimiento Black Lives Matter contempla no solamente la propuesta de abolir las prisiones y el defunding de la policía sino también la oposición a la violencia de las políticas fronterizas y el militarismo. Existe una correspondencia entre la estructura de la violencia policíaca (en el plano doméstico) y la estructura de la violencia militar (en el plano internacional) cuyo común denominador es aquello que se nos representa como amenaza.

Siguiéndole la pista a la política de seguridad nacional de Estados Unidos, Kundnani exalta las sumas exorbitantes de dinero, de vidas, de bases militares y de países intervenidos a partir de semánticas que han gravitado alrededor de la guerra contra el terrorismo y la guerra contra las drogas. No obstante, hay una disonancia entre las semánticas de seguridad nacional y las necesidades de las personas y de los grupos la cual se ha hecho evidente en una gran mayoría de la población en Estados Unidos en favor de una reducción del presupuesto destinado a la defensa.

Desde el lugar de observación de Kundnani, el fracaso político/militar de Estados Unidos en regiones como Irak y Afganistán ha provocado que la guerra contra el terrorismo y el discurso de seguridad nacional se vuelque hacia el interior del país y sus fronteras. En ese sentido, la extrema derecha es la expresión de una guerra contra el terrorismo (contra un otro) que regresa a la casa (al ámbito local). Desde el punto de vista abolicionista, esa extrema derecha, en tanto movimiento armado disperso a lo largo de todo el país, solo puede ser contrarrestada con el desarmamiento de sus miembros y no con procesos de criminalización que tienden a representar la “violencia blanca supremacista” como una anomalía, como casos aislados o bien como expresión de personas desajustadas.

El desmantelamiento de la infraestructura que sostiene la guerra contra las drogas vía su legalización, el desmantelamiento de la guerra contra el terrorismo a través de un alto al apoyo financiero y de las incursiones militares perpetradas directamente o a través de otros gobiernos, junto con el desarmamiento, el defunding y la implantación de políticas de resolución y reparación de conflictos a todos los niveles, podría ir aperturando una lectura de lo que se entiende por seguridad más cónsona con la aspiración democrático/abolicionista. Esta aspiración tendría que estar puesta a todo lo largo y ancho del planeta.

%d bloggers like this: