
Departamento de Sociología y Antropología
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Estas serie de entrevistas a Gwenola Ricordeau, abolicionista penal y profesora en la Universidad del estado de California, Chico, nos permiten aquilatar la relevancia de la corriente abolicionista tanto en el ámbito político/criminológico como en el ámbito del feminismo en tanto movimiento social. El libro de Ricordeau, Crimes et peines, penser l’abolitionnisme (Crimes and Punishments: Considering penal abolitionism) constituye un esfuerzo por exaltar la vigencia analítica y política de algunos de los principales teóricos del abolicionismo penal de la década de los setenta los cuales fueron invisibilizados por el embate del punitivismo al nivel global.
Partiendo de la contención del teórico holandes, Louk Hulsman, de que el crimen no conforma ninguna realidad ontológica y su propuesta de sustituir la noción de crimen por la de “situación problema”, Ricordeau privilegia la denuncia de los abolicionistas en torno a cómo, tanto el Estado como ciertos sectores profesionistas (sistema de cortes y abogados) han secuestrado gran parte de la conflictividad social acomodándola a machetazos al lenguaje penal. Por contraposición a esto, el abolicionismo propone el abandono del lenguaje penal y la búsqueda de alternativas extraestatales (no penales) cuyo horizonte no sea el castigo sino la reparación del tejido social. Cabe destacar que, desde la óptica del abolicionismo, dichas alternativas extraestatales (sociales, colectivas, comunitarias, según el caso) tendrían que producirse desde un abandono de las subjetivaciones punitivas para evitar el riesgo de que las mismas no se constituyan en una simple extensión del aparato carcelario y del punitivismo en general.
Se pregunta Ricordeau, ¿La lucha contra la violencia hacia las mujeres debe ir, forzosamente, acompañada de un endurecimiento de las sanciones penales? Su crítica al feminismo carcelario y a las subjetivaciones punitivas se insertan dentro de este cuadro de aspiraciones.
Enlaces:
Considering Penal Abolitionism