Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras
Este video producido por un grupo de niños del cacerío Arístide Chavier en la ciudad de Ponce, Puerto Rico provocó, en su momento (2009) todo un debate en Puerto Rico del lado de diversidad de sectores sociales que decían lamentar la realidad de una infancia atravesada por la violencia y la narcocultura. Hace más de veinte años atrás, Aida Reboredo en su libro Jugar es un acto político señalaba que el juego (junto con el juguete) es el espacio de ensayo de la vida adulta del sujeto y de su posterior incorporación al mundo del trabajo con la paradoja de que, en el caso del narcotráfico, el fenómeno de los narconiños expresa la presencia de un negocio cada vez más infantilizado. En este video la cultura de la pelea junto con una mayor accesibilidad a las armas aparecen como el caldo de cultivo para lo que Henry Giroux ha denominado adversarial masculinity/masculinidad adversativa (como dice la canción del video “lo mío son los billetes, las mujeres y la fama”; “el barrio donde no existe el perdón”) donde todo se resuelve desde el imaginario glorioso de la pelea. Nótese que se trata de un tipo de violencia denominada por Gilles Lipovestky como violencia salvaje asociada a sociedades nombradas como primitivas. Nótese igualmente que las “malas palabras” empleadas por los niños para referirse unos a otros tienen como propósito/efecto devaluar al otro en su masculinidad (activando-estereotipadamente- bien sea un imaginario homosexual, bien de sometimiento, o bien un imaginario servil).