Departamento de Sociología y Antropología
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras
El video de Slavoj Zizek en torno al movimiento #MeToo es una invitación a la reflexión sobre las paradojas de lo que se juega al interior de un movimiento que-reconocemos- denuncia una problemática de extrema urgencia: la violencia y el hostigamiento sexual contra las mujeres. Las alertas planteadas por Zizek cubren un espectro variado de asuntos que requieren de nosotros el más alto sentido crítico y político. De un lado, está puesta la denuncia en torno a que este movimiento ya no es lo que, en su momento, pretendió ser. Y esto no lo plantea Zizek exclusivamente sino mujeres afroamericanas que ya no se reconocen en el movimiento del cual fueron parte en su momento. Para Zizek, el movimiento ha sido reapropiado por mujeres provenientes de sectores acomodados quienes han dejado de atender los problemas sociales reales a los cuales se enfrentan las mujeres, centrándose principalmente en el sexo visto solo desde el prisma del poder, el exceso de victimización y lo que éste denomina como una presión muy grande de venganza. Desde la óptica de Zizek, la subjetivación imperante en el imaginario feminista que atraviesa este movimiento es cónsona con aquella propia de las sociedades capitalistas en su fase actual: miedo al extraño, proximidad experimentada como agresión, deseo de mantener al otro a la distancia como respuesta a la violencia de la proximidad, adscripción a lo que se entiende como political correctness. Para Zizek, este movimiento no le interesa resolver el problema sino regodearse en su victimismo como fuente de poder. Recurriendo al saber psicoanalítico nos convoca a plantearnos la interrogante sobre la función de la queja, señalando que hay que ponderar lo que se juega en la queja, las satisfacciones que provee al que se regodea en ésta. Ciertamente, ésta es una de las preguntas que este movimiento tendría que hacerse.