Subjetividad y psicoanálisis

Departamento de Psicología del Recinto de Río Piedras

Para Damián Schroeder, la subjetividad en el psicoanálisis ha guardado una relación de extraterritorialidad con las  contingentes condiciones históricas y sociales que inciden en  la  “fantasmática inconsciente en la que se destaca la pulsión sexual y el deseo humano” desde la que advenimos sujeto. El autor se pregunta cómo incide en la subjetividad los factores signados por la violencia y el desamparo que hacen peligrar el contrato narcisista que considera central en cualquier posible relación entre el sujeto y la sociedad. Plantea que para comprender las nuevas expresiones de la subjetividad se precisa considerar la incidencia de la decadencia del Otro, amparador estatal y sus consecuencias en el tejido social. Para Schroeder, los psicoanalistas no pueden mantenerse ajenos a lo que Marcelo Viñar (2002) ha calificado como una mutación civilatoria: los cambios en la subjetivación. El autor propone el Complejo de Edipo como una de las herramientas psicoanalíticas que requieren ser revisitadas  ya que el Edipo “constituye el valor estructurante del psiquismo…la organización fantasmática del deseo en sociedades de padre (Gil, D. 2002:107)”. No obstante, se propone en este ensayo que las transformaciones contemporáneas en el núcleo familiar deben mover al psicoanálisis a lo que, para Schroeder, aparece  como una complejización de la triangulación con un tercero, pero  sustituible; que, al presente,  ese tercero pueda no remitir a la función paterna aunque produzca un corte en vista de que “las sociedades contemporáneas ya no mantienen el papel tradicional del padre” (Green, A.:2005:263 en Schroeder:2014:5). Schroeder se pregunta: ¿hay una sola vía de sexuación o existen, como dicen los grupos LGBTQ, existen vías de sexuación múltiples? ¿Padecerán fallas de estructuras los niños adoptados por parejas gays? Desde Freud, el ideal del yo constituye la visagra entre lo interior y lo exterior, pero no como dicotomía sino que el otro aparece integrado siempre en la vida anímica individual, como modelo ajeno, auxiliar o adversario social (Freud:1921). La subjetividad, desde esta postura reflexiva tiene siempre una dimensión social. Podemos anudar el final del artículo con la interrogante inicial: ¿Cómo la violencia incide en la subjetivación a partir de esas nuevas formas de sexuación? Responder a esta interrogante es una tarea psicoanalítica actual.

%d bloggers like this: