
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras Departamento de Sociología y Antropología
La resiliencia como significante remite a la capacidad de un sistema (social o psíquico) de encarar toda suerte de perturbaciones acoplándose de maneras complejas a su entorno. En el ámbito de la nueva biología podría pensarse como un concepto hermano del concepto utilizado por Maturana y Varela “conservación en la adaptación”. No hay duda de que esta capacidad ha sido y sigue siendo crucial en el trayecto de lo humano en su lucha contra la adversidad.
No obstante, y al decir de Michel Foucault, una misma frase discursiva puede estar en estrategias políticas diferentes. En la presente crisis (natural y política) por la que atraviesa el país, la resiliencia aparece como un dispositivo cuyo norte es un proyecto para la conformidad y la sujeción. En eso estriba su eficacia política.
El ensayo de Kristina Diprose, Resilience is Futile, abre un espacio de discusión de esta denuncia en el contexto de una reflexión sobre sus implicaciones para la población de jóvenes en el Reino Unido. Al decir de Diprose, la resiliencia como concepto opera en la dirección de la resignación y no de la resistencia, propicia el que la gente se acople a circunstancias de extrema crueldad propiciando la producción de sujetos viables (en el sentido de los procesos de regulación de las poblaciones). “Resilient communities, resilient sectors and resilient people are required to suffer these troubled times.” La capacidad de “aguante” y de sufrimiento de la gente queda representada así como una virtud.
Para Diprose, la opción frente a la retórica de la resiliencia como virtud es activar nuestra capacidad de asumir plenamente nuestro presente y contribuir a propiciar los cambios que sean necesarios de cara a lo que nos representa como condiciones inexorables/ inevitables.