Yves Michaud, “Violencia instrumental y violencia comportamental”

Revista el Amauta, Número 11, 2015.

Departamento de Ciencias Sociales
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Arecibo

En esta conferencia del 2011, el filósofo y especialista de la violencia Yves Michaud describe una forma de violencia distinta a las más estudiadas – distinta a la violencia instrumental y a la violencia pura – que habría que caracterizar como una especie de brutalización de la vida y de las relaciones sociales; una brutalidad habitual del comportamiento que desemboca en violencia. Esta brutalización conoce variantes, pero en un continuum, y consiste en tratar al prójimo como objeto. En ese sentido, el prójimo puede aparecer como un medio para la satisfacción del deseo y en tal caso se le usa y luego se le desecha; o bien puede aparecer como un obstáculo en el campo de la acción y se le trata como elemento despreciable o; por último, como un objeto neutro que se debe simplemente esquivar o evitar. En todo caso, este primer continuum oscila entre la manipulación, la oportunidad y la indiferencia. En el segundo continuum estaría el trato del prójimo como objeto de placer y el trato del prójimo como objeto de odio. Finalmente, un tercer nivel del continuum es el prójimo como cantidad despreciable que lleva a una violencia directa, no calculada. En este nivel se encuentran muchos de los asesinatos de agresión ultra-violenta entre gangas. Para dar cuenta de estas formas contemporáneas de la violencia vinculadas al comportamiento habitual de las personas, Michaud recurre al trabajo del psicoanalista Charles Melman en el que se postula que la perversión, en el sentido clínico y psicoanalítico de una economía libidinal (y no en un sentido moral), constituye el principio que actualmente rige las relaciones sociales.

En mi investigación me he interesado en las manifestaciones de la violencia que Michaud describe como brutalización de las relaciones sociales, porque me parece que en ellas se condensan los efectos de las transformaciones que he intentado resumir con la expresión “desinflamiento de lo simbólico”; y que Jean Baudrillard diagnostica como “la muerte del signo”. Con el desglose de comportamientos habituales que implican tratar al otro como objeto, Michaud nos pone sobre la pista de estas nuevas manifestaciones de la violencia haciendo referencia tanto a la perversión como a la posición de objeto. Esta asociación me parece que intuye muy bien las claves que se han venido produciendo desde diversos registros y constituye un buen punto de partida para intentar articularlas.

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