Jessica Ringrose y Emma Renold
British Educational Research Journal, Vol. 36, 4 (2010): 573-596.
Departamento de Ciencias Sociales
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Bayamón
La literatura sobre el acoso y el bullying se ha intensificado y ha visibilizado una relación de poder que produce violencia y muerte. No obstante, Ringrose y Renold señalan que en estos estudios frecuentemente se parte de una visión binaria de víctimas y victimarios donde se patologiza al “bully”. Se conceptualiza la conducta del bully como una forma extrema de violencia y hostigamiento lo cual le quita atención a la centralidad de las prácticas violentas constitutivas de la masculinidad y la feminidad que se aceptan y se normalizan tanto por las autoridades como por los niños y las niñas. Por otro lado, la visión binaria construye una visión esencialista de las niñas como víctimas y los niños como agresores y las respuestas a la agresión como pasividad en el caso de las niñas y de contra agresión en el caso de los niños.
Las autoras hacen una crítica de este discurso binario y formulan varias preguntas pertinentes: ¿qué quiere decir bully o víctima en un contexto escolar? ¿cómo difieren los efectos de la etiqueta bully o víctima para los niños y las niñas en el contexto de las ideas normativas de la masculinidad y feminidad que a su vez tienen significados clasistas, racializados y culturales? Proponen el concepto de ‘crueldades normativas’ para señalar las formas en las que los comportamientos normativos de la masculinidad y feminidad producen prácticas excluyentes e injuriosas que se dan por sentadas (por ejemplo, ser un niño fuerte y violento, o una niña mala). Las autoras proponen que en lugar de entender estas prácticas bajo la rúbrica de bullying, deben examinarse los comportamientos normativos de la masculinidad y feminidad, sus transgresiones y las formas en las que éstos se intersecan con otros marcadores identitarios como clase, sexualidad o raza.