
Departamento de Sociología y Antropología, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
El ensayo de Ezequiel Kostenwein “Abolicionismo molecular: una posible…” es una excelente pasada de balance sobre las contenciones centrales del devenir abolicionista en autores como Louc Hulsman, Nils Christie y T. Mathiensen. A su modo de ver, el devenir abolicionista requeriría de nosotros tanto un rechazo a la concepción ontológica del delito como un reconocimiento profundo del sistema penal como un mal social. No es posible, para Kostenwein, superar la lógica penal sin rechazar el vocabulario en el cual se sustenta. De ahí que la sustitución de la noción de crimen por la de situación problemática propuesta por Hulsman constituye una manera de propiciar dicha disposición. Remitiéndonos a la obra de Nietzche, Kostenwein exalta la centralidad del tema del dolor y del lugar que ocupa éste en los orígenes del sistema penal. Se refiere particularmente a ese dolor que “inculpa a la vida” y que “empuña el Estado” el cual es nombrado como castigo y que remite al resentimiento (es “culpa tuya”) y a la mala conciencia (es “culpa mía”). Se pregunta Kostenwein, ¿de qué valores tendríamos que ser capaces, de que valores tendríamos que asirnos para superar la cárcel y el castigo? Se trata de un tema de extrema urgencia en un contexto epocal donde la cultura del castigo pretende representarse como un discurso sin fisuras ni diferendos.