
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
6 de agosto de 2023
Este artículo de Amador Fernández Savater “La ola reaccionaria y la pulsión de muerte” constituye una aguda aportación en la que el autor análoga “la ola reaccionaria”- ese movimiento retrógrado, social y político que arropa el planeta- con la fuerza de los movimientos pulsionales del psiquismo humano, específicamente con la pulsión de muerte.
Cuando se mueve hacia afuera justifica la eliminación de todo lo que ocasiona malestar desde un clima revanchista, desigualitario y sacrificial hacia los más débiles. Cuando el movimiento es hacia adentro, ocasiona culpa y busca culpables. La culpa es también productora del victimismo resentido, tan frecuente en esta época. Culpa y odio producen un clima social y político en el que narcisistamente se apunta hacia un otro que se lee como lo que perturba un fantaseado orden sin asumir responsabilidad alguna por el estado actual de la vida.
El autor plantea que asuntos como lo son ”la emergencia climática, la desigualdad social, la violencia contra las mujeres” o el curso catastrófico del mundo son asumidos como tensiones insoportables, que tienen culpables y requieren de la eliminación de lo que o de quienes lo provocan. Se trata de una interesante explicación sobre un fenómeno involutivo que parece fantasear con el imaginario de que todo tiempo pasado fue mejor desde el entendido de que es posible un retorno a una imaginada tranquilidad global. Algo que desde el psicoanálisis solo es posible con el retorno a lo inorgánico, a la muerte.
Esa ola destructiva se constituye en un movimiento insensible que, como sostiene Amador, promete seguridad atentando “contra la seguridad en la desigualdad”. Se desvincula del lazo humano y de lo común estrangulando la compleja salida hacia una transformación colectiva. Una salida que, desde el autor, posibilitaría no la victimización, ni la culpabilización sino la anudación de los cuerpos. Para Fernández Savater, solo mediante la anudación de cuerpos es posible la ampliación de la sensibilidad social, el contagio de la empatía, la inclusividad y el gusto por la pluralidad propias de la activación de Eros o las pulsiones de vida.

