19 de junio del 2024
En este ensayo filosófico con título provocador y humorístico, Slavoj Žižek utiliza la dialéctica hegeliana para enseñarnos a contar hasta cuatro. Contrario a varias interpretaciones de Hegel, que suponen que el sistema de Hegel se reduce a la triada clásica de la tesis, antítesis y síntesis; Žižek nos sugiere que la dialéctica ha sido interpretada de forma errada. Este propone que la dialéctica realmente se compone de cuatro pasos: (1) la positividad inmediata del comienzo, (2) una negación incompleta que se encuentra sujeta y limitada a la positividad previamente postulada, (3) una negación a la negación previa, y (4) la incompletitud ontológica que hace posible que toda positividad inmediata sea lanzada a los abismos de las múltiples negaciones.
Adicionalmente, Žižek argumenta que muchas de las resistencias que ocurren en la sociedad se quedan limitadas en la segunda etapa de la negación incompleta. Para ejemplificarlo, analiza las formas en las que la democracia liberal se apropia de las diversas fuerzas opositoras dentro del sistema. Este nos muestra cómo muchas de las negaciones que se producen dentro del sistema ya están apoderadas por la democracia liberal, quedando atrapadas en la segunda etapa de la dialéctica. Según Žižek, esta cooptación significa que los movimientos o ideas opositoras que parecen desafiar al sistema existente a menudo terminan reforzándolo. La segunda negación, que debería representar una negación genuina, se convierte en un elemento controlado dentro del marco institucional de la democracia liberal, impidiendo un verdadero progreso político de cambio social. Un ejemplo que podríamos pensar sobre esto serían los movimientos feministas. A pesar de que estos comenzaron como movimientos que buscaron retar las estructuras de dominación perpetuadas por el patriarcado, terminan adoptando posturas que implícitamente refuerzan estas mismas relaciones de dominación que buscan erradicar.
Por lo tanto, este ensayo nos convoca a la tarea de reflexionar teóricamente sobre las limitaciones dentro de nuestros propios actos de resistencia, manteniendo una observación aguda de cómo nuestras prácticas implícitamente pudiesen apoyar a las estructuras de dominación y violencia que queremos eliminar. Esto no implica abandonar por completo el proyecto político de transformar las actuales condiciones existentes que vivimos. Al contrario, reconocer las limitaciones de nuestras propias resistencias nos permite poder pensar en nuevas formas de resistencia que puedan lograr transformar el orden social de forma significativa hacia un bien común. Este ensayo posee gran relevancia cuando lo contextualizamos con las violencias actualmente perpetuadas por la hegemonía del capitalismo neoliberal actual, y los intentos fallidos en poder retar su hegemonía globalizada. Nos ofrece recursos teóricos para poder comenzar a pensar en formas de actualizar la tercera etapa de la dialéctica en la praxis, que implica no caer en el aura seductor de la primera negación. Al contrario, negar estas negaciones que son apoderadas por el marco institucional neoliberal capitalista es la tarea de hoy.