
19 de octubre 2023
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
En ocasiones el horror nos muestra los límites del pensamiento. Quizás por ello, la palabra horror esté asociada, etimológicamente, tanto a la rigidez como al temblor. Las categorías o los sistemas de clasificaciones que utilizamos para ordenar el mundo quedan rígidas para explicar y dar sentido a lo que vemos. El ataque de Hámas a la población civil israelí y los ataques israelíes a la población Palestina han activado los sistemas de clasificaciones con los que históricamente hemos tratado de explicar el conflicto: Israel/Palestina; ocupación/expansionismo; antisionismo/antipalestino; defensa/genocidio, etc. Sin embargo, las categorías han quedado limitadas ante las atrocidades vistas.
En esta entrega titulada “The Real Dividing Line in Israel-Palestine” el filósofo esloveno Slavoj Zizek se suma a las voces que han tratado de brindar otras coordenadas que no queden atrapadas en la rigidez de la categoría “conflicto palestino-israelí”. Para ello, Zizek propone un nuevo ordenamiento clasificatorio basado en la categoría binomial “fundamentalistas vs. coexistencia pacífica”. Para ello, alude al reconocimiento del carácter antidemocrático, fundamentalista y nacionalista de Benjamin Netanyahu como del grupo Hámas. Para Zizek, ambos, desde el orden del fundamentalismo, intentan aniquilarse mutuamente expandiendo esa destrucción a las poblaciones. En ese sentido, para Zizek, ambos bandos forman las dos caras de una misma moneda. Desde ese ordenamiento queda fuera el reconocimiento de que “…no todos los Israelíes son fanáticos nacionalistas, ni todos los Palestinos son fanáticos antisemitas.” Dar cuenta de ello, supondría reconocer que hay poblaciones no alineadas a los autoritarismos o fundamentalismos insertos directa e indirectamente en este conflicto.
Las categorías desde donde ordenamos el mundo tienen una historia y a veces están tan solidificadas que se confunden con “lo real”. Pero el horror podría ser una oportunidad para hacer temblar y quebrar esos sistemas de clasificaciones. No sabemos si ya es muy tarde para dar cuenta de ello, pero al menos hay que apostar.

