Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras
Steven Pinker, profesor de psicología de la Universidad de Harvard propone un reflexión que ha resultado ser extremadamente controversial para muchos estudiosos de la violencia. A su modo de ver, y contrario al imaginario generalizado, la violencia no se ha incrementado sino que ha declinado en el trayecto de la modernidad. Desde un abordaje predominantemente estadístico y cuantitativo, Pinker sostiene que la violencia ha ido declinando como parte del proceso civilizatorio, la consolidación de los estados modernos y el emerger/expansión de nuevas sensibilidades particularmente de la empatía (producto también de este trayecto evolutivo), entre otros. El imaginario en torno al incremento e intensificación de la violencia ha sido, a su modo de ver, el producto de un mundo caracterizado por la comunicación intensificada, el carácter hiperbólico de los medios y la emergencia de nuevas sensibilidades. Si bien podríamos decir que, para amplios sectores poblacionales, hay una violencia que le es de suyo al proceso civilizatorio mismo y una violencia que Occidente desplaza hacia el sur del planeta, lo cierto es que la obra de Pinker también es una invitación a la reflexión sobre qué es lo que hemos podido estar haciendo bien y que provoca este declinar, al menos “objetivo” de la violencia. Al centro de sus reflexiones está el reconocimiento, hecho por otros estudiosos (notablemente Humberto Maturana y Francisco Varela desde la nueva biología) en torno a la centralidad de la cooperación y la “personalización del otro” en el trayecto de lo humano.